sábado, 16 de abril de 2011

El golpe de estado de 1973 en Uruguay


El 27 de junio de 1973, argumentando “la acción delictiva de la conspiración contra la Patria, coaligada con la complacencia de grupos políticos sin sentido nacional, se halla inserta en las propias instituciones, para así presentarse encubierta como una actividad formalmente legal”, el Poder Ejecutivo disuelve las Cámaras de Senadores y Representantes, crean un Consejo de Estado con funciones legislativas, de contralor administrativo y con encargo de proyectar una reforma constitucional que reafirme los principios republicanos-democráticos, suspende los derechos civiles y faculta a las FF.AA. y Policiales para asegurar la prestación interrumpida de los servicios públicos. También dispone la instalación de un Consejo de Estado que pretendía sustituir al parlamento.
En respuesta al golpe de estado, en la misma madrugada en que se gesta el golpe, el secretariado de la CNT (Central Nacional de Trabajadores) lanza un manifiesto en el que llama a la "ocupación de las fábricas, estado de alerta y asamblea". El Partido Comunista del Uruguay toma resoluciones también en la noche del 26 de junio respecto a la huelga general con ocupación de fábricas, moviendo a miles de sus afiliados de agrupaciones de empresas que en la misma madrugada se dirigen a sus lugares de trabajo y de las agrupaciones barriales. Posteriormente se plegarían los gremios de estudiantes universitarios. La huelga duraría 15 días, la más larga en la historia del país.
Durante este período de terrorismo de estado se practicó sistemáticamente la tortura, desaparición forzada y prisión. En las cárceles uruguayas murieron cerca de un centenar de prisioneros políticos y continúan desaparecidas otras 200 personas.
En 1976, al terminar Juan María Bordaberry su mandato constitucional, ante la convicción de que el caos político que había vivido el país era responsabilidad de su sistema político, propone a la Junta de Comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas una reforma del sistema institucional del país, eliminando los partidos políticos y sustituyéndolos por "corrientes de opinión" en un sistema de corte corporativista.
Las Fuerzas Armadas, entendiendo que el problema no eran los partidos políticos, sino sus integrantes, y que la solución al problema vendría por la vía de una renovación de sus dirigentes, retiran su apoyo al presidente, que se vería obligado a abandonar el cargo en junio.
Mientras continuaba la represión, Bordaberry es reemplazado por el entonces presidente del Consejo de Estado, Alberto Demicheli, quien suspende las elecciones previstas para noviembre y delega la presidencia en Aparicio Méndez (ex Ministro de Salud Pública), quien la asume por un período de cinco años.

1 comentario:

  1. y hoy 2013 su hijo quiere comenzar nuevamente el mismo proceso condenando a los jóvenes, tildándolos de responsables de la inseguridad que en el pasado fomentaron y reproducen hoy los partidos blakirosados...
    NO A LA BAJA!!! ES PURO CUENTO

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